miércoles, 14 de noviembre de 2012

The Enid, la bella alquimia.


Ataviados con sus viejos ropajes, caminantes de un largo y a veces solitario
sendero, impregnados por el perfume añejo de los músicos románticos. Así
aparecen, de pronto, como los buenos de la peli que vienen a rescatarnos para
acariciarnos paternales las orejas guiñándonos los ojos y haciéndonos saber que,
a pesar de todo lo que nos rodea, siempre hay buenas personas en las que
confiar, la bondad y la belleza existen.

Desde la cima de su pequeña colina estos renovados músicos de The Enid renacen
de nuevo para ofrecer su última y notable obra al común de los mortales. El rock
sinfónico con denominación de origen, el auténtico sonido que confirma el mito
de la caverna de Platón.

Poseedores antiguos de la pócima que permite convertir en materia musical lo que
las infinitas combinaciones de notas, melodías, arpegios y ritmos ofrecen como
mera posibilidad ellos, con paciencia, demuestran que es posible destilar gota
a gota el alambique de la composición sobre nuestros espíritus, la belleza
existe.

Vienen para que no olvidemos que La Música se escucha con el cuerpo pero se
siente con el alma. No todos los grupos consiguen que una guitarra suene a voz
de mujer pero, para ellos, eso es un simple truco, son médiums que nos permiten
ver las sombras de la realidad musical existente antes de ser trasladada a los
instrumentos, la belleza es una idea y The Enid sabe como hacerla visible,
existente.

El último guiño de estos magos es una maravilla, no os lo perdáis porque a mi
parecer han conseguido equilibrar el nuevo equipo de músicos y han dado a luz un
disco precioso y preciso, en el que todos los temas son espejos que reflejan el
pasado y el presente musical mezclados con esa sencillez que les caracteriza. No
es difícil escuchar a After Cryng, Hackett, Magma, Rachmaninof, Mahler, Bruckner
y otros que seguramente no identifico entre los pliegues de cada tema, en eso
consiste su alquimia, porque sí, la belleza y la bondad existen.

Para mí lo mejor de 2.012, al nivel del brujo Wilson.

by carlosgambero